jueves, 24 de enero de 2013

¿LA ÚNICA RESISTENCIA QUE HALLARON LOS ESPAÑOLES EN EL TAHUANTINSUYO FUE LA RESISTENCIA MILITAR?


Hace más de 400 años que los españoles llegaron al territorio del Tahuantinsuyo (1527-1528), y obedeciendo intereses mezquinos, invadieron nuestro suelo haciendo gala de su barbarie y criminalidad, prueba de ello son los miles y miles de indígenas muertos durante este infausto proceso. El presente artículo no pretende sino mostrar un aspecto de este proceso. Se dijo durante mucho tiempo que la única resistencia que encontraron los españoles fue de carácter militar, representada primero por las fuerzas quiteñas y posteriormente por los cusqueños al mando de Manco Inca y sus hijos, sin embargo hubo también una resistencia de carácter ideológica o religiosa tan importante como la primera y que los científicos sociales suelen denominar movimientos nativistas o cultos de crisis.

¿Qué eran los movimientos nativistas o cultos de crisis?
Según Fernando Silva Santisteban  por aculturación debe entenderse “el conjunto de fenómenos que resulta del contacto directo continuado de grupos de individuos que participan de culturas diferentes “Precisamente una de esa variables lo constituye las “respuestas recusativas o rechazos”  que se produce cuando los cambios introducidos por el grupo dominante,  en este caso los españoles,  son tan violentos que el grupo sometido, los indígenas, se niegan a aceptarlos y se esfuerzan por resistirlos y desecharlos, originándose movimientos contra aculturativos a través de los cuales la sociedad sometida exalta sus valores , modos de vida, moviéndose agresivamente entre la realidad y la fantasía, buscando la restauración de determinados aspectos de su cultura aun dentro de su tacita impotencia. En el aspecto religioso estas formas recusativas incluyen una serie de reacciones: denominadas en el Perú, “movimientos nativistas” o “cultos de crisis” siendo el más importante el denominado como: Taky Onqoy.

¿En qué Contexto histórico cultural surge el Taky Onqoy?
La captura, encarcelamiento y ejecución de Atabalipa (1532-1533), fue el hecho decisivo que hizo posible la ocupación española del Tahuantinsuyo. La guerra entre las Panakas Anan y Urin personificadas entre Wasqha y Atabalipa y las alianzas formadas entre los  españoles y los caciques regionales entre otros factores, facilitaron su rápido sometimiento. El aumento de la población española y la ocupación del territorio, que alguna vez perteneció al Imperio Inca, por parte de sacerdotes, mineros, mercaderes y burócratas provenientes de Europa causaron un enorme impacto en la población indígena. Nathan Wachtel plantea la desestructuración del mundo andino tradicional al contacto con la invasión española, que implico trastornos en diversos ordenes sobre todo en su concepción del mundo. Paralelamente, los grupos étnicos no cusqueños empezaron a elaborar sus propias interpretaciones de la conquista y colonización. “Destruido el estado Incaico, en regiones como Huarochirí, Huamachuco o Huamanga, se va procesando la situación social y la fragmentaria catequización, para construir ideologías locales que expliquen a sus comunidades el carácter de la catástrofe acaecida”. (Luis Millones).



¿Qué era el Taky Onqoy?
En 1565 , a treinta y tres años de la captura del Inca Atabalipa en Cajamarca, y edad en la que murió Jesús , surgió en los Andes en el corregimiento de Parinacochas un movimiento religioso de antiguas raíces andinas que recibió el nombre de Taky Onqoy, traducido como “enfermedad del canto”  o “enfermedad del baile” denominado así porque sus predicadores (dos hombres ,uno de ellos llamado Juan Chocne,  y dos mujeres que se hacían llamar María y María Magdalena), realizaban movimientos extraños, no comunes, como el de temblar, caerse, bailar de una manera exagerada, debido a que las huacas se habían metido en sus cuerpos. Según el visitador eclesiástico Cristóbal de Albornoz, el movimiento se habría originado  en Huamanga,  Ayacucho, pero logró expandirse por el norte hasta Jauja, Lima, Huancavelica  y por el este hasta el Cusco, Apurímac  y la región de Charcas y no "… perdió su vigor hasta después de la campaña contra la idolatría realizada a fondo por Albornoz, que llevó de dos a tres años y en la que se condenó a más de 8000 indios" (Luis Millones).

El Taky Onqoy expresaba la desilusión de los indígenas frente a todo aquello que significaba la presencia española en el mundo andino: epidemias, escasez de cosechas, cargas tributarias y exigencias personales exageradas. Por ello el movimiento propugnaba no solo la expulsión de los españoles al mar sino también  prometía a los andinos la restauración de la buena salud y la abundancia de comestibles.  El Taky Onqoy abarca así no sólo la conciencia del trauma de la conquista y la derrota de los dioses sino también las muy tangibles necesidades del cuerpo. Para 1565 ya se había hecho clarísimo que el desastre ecológico traído por la invasión europea literalmente deletreaba el final físico de la población andina. Guaman Poma le ruega al dios de los cristianos  una y otra vez que al menos les otorgue a él y a su gente la continuidad biológica. En su nueva crónica no cesa de repetir y clamar: "Que no nos acabemos…". Para que las huacas agrupadas en torno a la huaca de Pachacamac y a la huaca del Titicaca pudieran vencer al dios cristiano era necesario que recobrasen su vitalidad a través de los rituales, ya  que en casi todas las religiones la energía de los dioses se sustentaba en la constancia con que los fieles mantenían la vida ceremonial en su honor, pues el ritual era el alimento de los dioses. Al respecto  Molina decía: "las huacas andaban por el aire, secas y muertas de hambre; por que los indios no le sacrificaban ya, ni derramaban chicha". Pero la  falta de los indios no concluía en este abandono, iba más allá pues los indios se habían bautizado entregándose al ritual católico.de allí la importancia de abandonar al dios cristiano y realizar los rituales tradicionales. El camino de la salvación comenzaba con repetir fórmulas conocidas en los antiguos rituales prehispánicos: ayuno de varios días que implicaba no comer sal, ají ni maíz de colores y no tener relaciones sexuales. Además “Estas divinidades locales exigían la lealtad de sus gentes, las cuales por lo tanto no debían poner pie en las iglesias ni escuchar a los evangelistas, ni comer alimentos españoles, ni tampoco vestir ropajes españoles so pena de ser convertidos en animales”. (Sara Castro –Klaren). Los fieles al movimiento recibirían todas las bendiciones de las huacas pues “les yría bien en todos sus negocios y tendrían salud ellos e sus hijos y sus sementeras se darían bien (Polo de Ondegardo). Paradójicamente, las huacas amenazan a los que las traicionan, es decir aquellos que colaboran con los europeos, con hacer realidad el más profundo temor que en sí anima su culto: el terror del fin irreversible de toda una etnia, es decir el holocausto. Las huacas "habían sembrado muchas chacras de gusanos, para plantarlos en los corazones de los españoles, ganados de Castilla y los caballos y de los indios que permanecen en el cristianismo"(Molina).
Aunque hay constancias de la presencia del Taki Onqoy en el siglo XVII la presencia de Cristóbal de Albornoz sirvió para desarticular el movimiento. Los principales líderes, Juan Chocne y las dos Marías recibieron un castigo inmediato, quedando consignados en la Doctrina de Santiago del Cercado (Lima) donde al parecer permanecieron hasta su muerte.
Cristóbal de Albornoz fue el visitador eclesiástico  que desarticuló el movimiento mesiánico del Taky Ongoy, para ello contó con la colaboración de algunos indios como fue el caso del cronista Guaman Poma de Ayala.

domingo, 5 de agosto de 2012

¿PORQUÉ LOS ESPAÑOLES EJECUTARON AL INKA ATAHUALPA?


Amparándose en la versión popular, Ricardo Palma dice que el Inka Atahualpa no habría sido condenado a muerte si hubiera permanecido ignorante en el juego de ajedrez. Todo parece indicar que las tres grandes aficiones de los españoles que arribaron al Tahuantinsuyo en los primeros años de la conquista fueron: el ajedrez, los bolos y los naipes. La afición de Francisco Pizarro por estos dos últimos juegos esta profusamente documentada, “jugaba a los bolos de día y a los naipes de noche”.
El ajedrez fue introducido en España por los árabes en el momento mismo que invadieron la península ibérica, por lo que siete siglos después de su expulsión por los Reyes Católicos, Fernando de Aragón  e Isabel de Castilla, en enero de 1492, había echado hondas raíces no solo entre los hombres de guerra, sino también entre abades, obispos, canónigos y frailes. Muchos de los capitanes que acompañaron a Pizarro, distraían su ocio con las peripecias de una partida, inclusive el primer arzobispo de Lima, Fray Jerónimo de Loayza, era uno de sus más fieles seguidores, por no decir un vicioso en el juego de ajedrez. En Cajamarca, la ciudad de los indios tejedores y las indias hilanderas, los capitanes Hernando de Soto, Juan de Rada, Francisco de Chaves, Blas de Atienza y el tesorero Riquelme, se juntaban todas las tardes en la prisión del Inka conocida como “el Amaruhuasi” o “casa de la Sierpe”, dando rienda suelta a su afición por el tablero de los sesenta y cuatro casillas.
Durante los primeros meses de su cautiverio, Atahualpa tomaba asiento al lado del capitán Hernando de Soto, su gran amigo y amparador, no dando señales de haberse dado cuenta de la forma como actuaban las piezas, ni de los lances y accidentes de juego. Pero, una tarde, en las jugadas finales de una partida apostada entre de Soto y Riquelme, hizo ademan Hernando de mover el caballo, y el Inka, tocándole ligeramente el brazo, le dijo en voz baja.
-No, capitán, no………! la Torre!
La sorpresa fue general. Hernando de Soto después de breves segundos de meditación, puso en juego la Torre como le aconsejaba Atahualpa y pocas jugadas después sufría Riquelme inevitable mate. Al parecer a raíz de ese incidente el tesorero Riquelme se la juró a Atahualpa, tanto así que mientras los demás capitanes invitaban al Inka a jugar una partida, Riquelme se excusaba aduciendo que Atahualpa “jugaba mucho”. Dice el pueblo que Atahualpa pagó con la vida el mate que por su consejo sufriera Riquelme en aquella memorable tarde, pues en el Consejo de los veinticuatro jueces que convocó Pizarro para decidir la suerte del Inka y donde se le impuso a Atahualpa la pena de muerte, Riquelme fue uno de los trece que suscribieron la sentencia. Pero mas allá de esta versión que como dice Palma era popular, lo cierto es que esta no fue causa real de la muerte del Inka.
Con la invasión de los árabes  llegó el ajedrez a  la península ibérica en  el siglo VIII

En el juicio sumario o brevísimo que se le hizo al Inka el día viernes 25 de julio de 1533, Francisco Pizarro y a quien acompañaba Diego de Almagro fue nombrado juez del proceso,el escribano fue Sancho de Cuellar, el fiscal acusador fue el bachiller Juan de Balboa, el defensor del Inka fue Juan de Rada, además hubieron otros testigos. En dicho juicio se le acusó al Inka de: adulterio, poligamia, incesto, usurpación, tiranía, fratricidio, idolatría, herejía, sacrificios humanos, despilfarro y “conspiración”. Sin embargo, toda persona con cierta formación intelectual o sensibilidad histórica se habrá dado cuenta que todas estas acusaciones eran una pantomima jurídica y tenían como único objetivo ejecutar lo más antes posible a Atahualpa. Prescott dice: “Estos cargos, muchos de los cuales se referían a las costumbres del país o las relaciones personales del Inca sobre las cuales los conquistadores españoles no tenían jurisdicción alguna, son tan absurdos que provocarían la risa si ya, no excitaran un sentimiento mas profundo”. Es muy seguro que ni el propio Francisco Pizarro creyese en la verdad de todas estas acusaciones y lamentase la ejecución del Inka pues como dice Pedro Pizarro, deudo del gobernador, “Yo vide llorar al Marqués de pesar por no darle la vida”. ¿Pero, porqué se ejecutó a Atahualpa? ¿Cuáles fueron las causas reales por las que se ejecutó al Inka?
El historiador José Antonio del Busto incide en “la conspiración o traición” como causa real y directa de la ejecución del Inka. Dice él: “Cautivo Atahualpa y preso Calcuchímac, aquellos quiteños se negaron a plegarse a Quisquis, y hartos de la hostilidad de los indios naturales, decidieron dar por terminada la guerra, regresando a Quito. Por eso pasaban junto a Cajamarca, y no osaban llegar; estaban de paso para su tierra, sin general que los mandara ni medios de poder comunicarse con Atahualpa. Más los españoles ignoraban los motivos de tal marcha masiva, siendo esto lo que verdaderamente causó la muerte del Inca”. Es decir los españoles “creyeron” que un ejército de tropas quiteñas, contando con la anuencia del propio Atahualpa, preparaban una gran rebelión para liberar al Inka en Cajamarca, cuando en realidad se estaban regresando a Quito. Según del Busto, este error o “traición de Atahualpa” como lo denominan muchos cronistas, fue el motivo que impulsó la rápida ejecución del Inka.
Sin querer disculpar la actuación política de Pizarro en el juicio, sentencia y ejecución de Atahualpa y sin descartar la hipótesis sostenida por del Busto, creemos que hubo otras causas no mencionadas por la historiografía tradicional por la que los españoles decidieron la ejecución del Inka.
1º.-La necesidad española de abandonar Cajamarca en dirección hacia el Cusco, la capital del Imperio donde se sabía gracias a la expedición de Juan de Zarate, Pero Martín Bueno y Pedro Martín de Moguer, que existía más oro y plata de lo que hasta ese momento habían visto y donde la presencia de Atahualpa en dicha marcha hubiese puesto en riesgo la vida de todos los españoles, pues no solo las  tropas quiteñas al mando de Quisquis, que controlaban el centro y sur del Tahuantinsuyo, se hubiesen enfrentado a los cristianos buscando la liberación del regio cautivo sino también los diversos grupos étnicos  arraigados en dichas regiones y enemigos del Inka . Los españoles entendían que al iniciarse la denominada guerra civil entre Wasqha y Atahualpa, la gran mayoría de nacionalidades del Imperio se adhirieron a Wasqha, pues eran  sus aliados  no solo los propios cajamarcas sino también los cañaris con su curaca mayor Ullco Colla, los chachapoyas con su curaca mayor Huaman, los soras, chancas, rucanas, yauyos, huancas, los tallanes, lambayeques y chimúes, entre otros. Entendían además que la “obediencia” de estas nacionalidades a Atahualpa era fruto del desenlace de la guerra, es decir una obediencia militar, una obediencia del terror, pero capturado el Inka,  estos grupos buscaban restablecer su apoyo a quienes ellos consideraban les permitiría mantener  ciertos y mejores privilegios políticos sino  su ansiada autonomía regional. Por ello para los españoles era necesario  establecer alianzas políticas eliminando a Atahualpa y nombrando un Inka del bando Wasqharista que fuese del agrado de todas estas nacionalidades. Queda claro entonces que para los españoles, muerto el Inka, el único obstáculo en la marcha española de Cajamarca al Cusco debían ser las tropas quiteñas o atahualpistas a los que podrían vencer con sus nuevos aliados. Las crónicas refieren que “de la muerte de Atahualpa se alegró todo aquella tierra”,  lo que refleja el odio que en casi todo el Tahuantinsuyo se le tenía a los quiteños y el acierto que tuvieron los españoles al ejecutar a Atahualpa.
2º.-La presencia de Almagro “el Viejo” y su gente en Cajamarca. Según los roles establecido en “la Empresa del Levante” o “Empresa invasora del Perú”, Almagro era el encargado de proveer las expediciones de Pizarro con gente, pertrechos, alimentos y vituallas, por ello solía estar mucho tiempo en Panamá, ciudad donde probablemente se enteró de la captura del Inka Atahualpa en Cajamarca. Almagro hizo su ingreso a Cajamarca con 150 hombres de a pie y 50 jinetes a mediados de marzo de 1533, siendo testigo al lado de sus hombres del reparto del oro y plata de Cajamarca el 18 de junio de 1533 y como también 167 españoles se volvían absolutamente ricos. Se dice que Pizarro separó 20,000  pesos de oro para los hombres de Almagro “para ayudar de pagar sus deudas y fletes, y suplir algunas necesidades que traían…”. Seguramente que dicha cantidad no fue del agrado de los almagristas por ser exigua frente a lo que recibieron los que menos ganaron en Cajamarca, pero entendían también que por no haber estado presentes en la captura del Inka nada les debía tocar. A través de la lectura de las crónicas se ve que ellos eran, al lado de su líder, los principales instigadores para que se matase al Inka, y se realizase la ansiada marcha al Cusco, ciudad donde llegarían como conquistadores y por ende sujetos con derecho al reparto del oro y plata que se podía encontrar en “la ciudad sagrada”.
Ejecución del Inka Atahualpa en Cajamarca en julio de 1533.

Dedicado a Pedro Suárez Vértiz




jueves, 2 de agosto de 2012

EL ASESINATO DEL PRESIDENTE LUIS MIGUEL SÁNCHEZ CERRO


“…que la mano que apretó el gatillo para quitar
 la vida al general Sánchez Cerro se encontraba
en el gobierno”.
                                                                 (Expresiones realizadas  en 1935 por  Luis A. Flores, 
                                                                       líder del Partido Unión Revolucionaria, partido 
                                                                               fundado por Sánchez Cerro, a cinco años de
                                                                               la Revolución de Arequipa contra Leguía).        
                                                                                 .

La historia tradicional sostiene que aproximadamente a las trece horas del domingo 30 de abril de 1933, un fanático de filiación aprista natural de Cerro de Pasco llamado Abelardo Mendoza Leyva corrió hacia el vehículo presidencial (un Hispano-Suiza descapotable), y por detrás asesinó de varios disparos al presidente Luis Miguel Sánchez Cerro cuando este se retiraba del entonces hipódromo de Santa Beatriz en Lima (hoy en día “Campo de Marte” en el distrito de Jesús María), luego de pasar revista a 30,000 movilizables que iban a partir a la frontera con Colombia en el conflicto originado con dicho país en setiembre de 1932, a raíz de la toma que hicieran un grupo de peruanos, naturales de Caballococha e Iquitos, pertenecientes a la Junta Patriótica de Loreto, de la hacienda “Victoria” y el puerto fluvial de Leticia, cedidos a Colombia por el presidente Augusto B. Leguía a través del Tratado Salomón-Lozano de 1922.
Imagen donde se ve al presidente Sanchez Cerro con su quepí en la mano, en el auto de lujo descapotable Hispano- Suiza antes de su asesinato. A su izquierda aparece el Premier,  Dr. José Matías Manzanilla Barrientos.

Antiguo hipódromo de Santa Beatriz en lo que hoy es el Campo de Marte, lugar donde se produjo el atentado contra Luis Miguel Sánchez Cerro.


Se sabe que el auto presidencial avanzaba lentamente a la salida del hipódromo, pues delante del mismo se encontraba el regimiento Escolta que con sus lanzas en alto abrían paso al cortejo presidencial, mientras que a los costados la caballería flanqueaba al mandatario. En las afueras del hipódromo la muchedumbre se apretujaba para ver pasar al presidente. El chofer presidencial Raúl Rodríguez Martínez  por órdenes del presidente pisó el freno mientras que un Alférez de la guardia republicana ordenaba a sus subalternos que abrieran el paso al auto presidencial. En ese momento el aprista Abelardo Mendoza Leyva vestido de negro (hay quienes sostienen que estaba vestido de heladero) se infiltró entre los asistentes y de un solo salto se situó detrás del vehículo presidencial dirigiendo el brazo armado contra el presidente, por encima de la cabeza del Dr. Matías Manzanilla, disparando a quemarropa con una pistola Browning automática, de arriba a bajo, al tiempo que avanzaba siguiendo la marcha del carro sin apoyarse en este, de tal manera que actuaba libremente. Un integrante de la guardia republicana, José Rodríguez Pisco, queriendo evitar su huida se abalanzó sobre el asesino hiriéndole con la bayoneta al mismo tiempo que caía fulminado por un balazo en la cabeza. Se originó entonces un tiroteo. Varios militares cayeron heridos. Mendoza Leyva recibió un balazo en la frente, posteriormente el cadáver recibió más balazos y quedó convertido en pulpa por las bayonetas y lanzas de la escolta presidencial. Mientras tanto el presidente Sánchez Cerro al sentirse herido se llevo la mano izquierda a la parte posterior del cuello cayéndosele en el movimiento el quepí, trato de incorporarse, hizo el ademan con la mano derecha  de extraer un arma, pero el chofer presidencial enganchó en segunda y aceleró violentamente en dirección a la Clínica Delgado, entonces el Dr. Matías Manzanilla y quien viajaba al lado del presidente exclamó “!no, no, no!”. “! Al hospital Italiano, pronto, se esta muriendo!”. Al llegar a dicho hospital (en la actual avenida Abancay), se le trató con la mayor celeridad, pero expiró a la una y diez minutos de la tarde. Sánchez Cerro tenía solo 43 años de edad. La ciudad de Lima se paralizó con la noticia. Muchos peruanos en señal de duelo izaron la bandera del Perú a media asta. El premier, Dr. Matías Manzanilla y el general Oscar R. Benavides (Director del Consejo de Defensa Nacional)  se retiraron del hospital rumbo a Palacio de Gobierno, donde horas después este ultimo seria elegido por el Congreso presidente constitucional.
Fachada del Hospital Italiano en la avenida Abancay (cruce entre  Av. Grau y  Jr. Montevideo), donde fue llevado Sánchez Cerro después del atentado en el hipódromo de Santa Beatriz.

Sala de pacientes del antiguo Hospital Italiano.

¿Pero, fue Abelardo Mendoza Leyva el asesino del presidente Sánchez Cerro?
El Dr. Carlos Brignardello, uno de los médicos que atendieron a Sánchez Cerro en el hospital Italiano, además de los doctores Raffo, Delgado y Rocha, decía en su informe, que hubo dos clases de disparos. Uno de menor calibre de arriba abajo y que no fue causa directa de la muerte  del presidente y otro de abajo arriba y de adelante hacia atrás. Este último disparo fue de necesidad mortal, había tocado el corazón, y  se había hecho a muy corta distancia por la deflagración o voladura que se advertía en los tejidos alrededor del orificio de entrada. No había orificio de salida y la bala debía de haber provocado una hemorragia interna incontenible en la región precordial o parte del pecho correspondiente al corazón, a juzgar por el estado de agotamiento de que daba muestras el presidente. Si al ser herido Sánchez Cerro se desplomó hacia adelante, pues había sido herido por la espalda de arriba abajo por Mendoza Leyva. ¿Quién apretó el gatillo de abajo para arriba y de adelante a atrás? Por declaraciones del jefe de la Casa Militar, coronel Antonio Rodríguez “en el automóvil descubierto, subió el Presidente general Sánchez Cerro, a su izquierda tomó asiento el Presidente del Consejo de Ministros; doctor J. Matías Manzanilla; en los asientos interiores del automóvil, delante del Presidente de la Republica, me situaron y a mi izquierda se sentó el Edecán Mayor Eleazar Atencio”.El automóvil era conducido por el piloto Raúl Rodríguez y el copiloto Torres Ugarte. En el peritaje balístico del 8 de mayo de 1933 realizado por Pedro A. Gálvez Mata, Alberto Lainez Lozada, Florencio Salazar G. y Luis Grados, se estableció la existencia de hasta ocho impactos: cinco en la capota o parte delantera del auto presidencial y tres en el respaldo del asiento del presidente y que impactaron en él, y que no admite la posibilidad que Mendoza Leyva pudiera dispararle simultáneamente por la espalda y por delante. De acuerdo con dicho peritaje balístico y de acuerdo con la dirección de los disparos, dispararon por lo menos cuatro personas. Algunos de los disparos provenían de los jardines del Lawn Tennis.
De las evidencias se desprende que el asesinato del presidente Sánchez Cerro no fue un acto espontáneo, exclusivo y personal sino que fue un complot o conspiración política destinada al derrocamiento del gobernante. ¿Pero, quién organizó el complot? ¿Por qué?. Probablemente nunca lo sepamos. En su momento se acusó al APRA, pues Abelardo Mendoza Leyva era aprista y  un mes antes un aprista, José Melgar, había intentado acabar con la vida de Sánchez Cerro en la iglesia Matriz de Miraflores. En ese sentido el historiador Franklin Pease sostenía que el asesino o quienes impulsaron el crimen buscaban la desaparición física del adversario capaz de organizar un partido político que lograra tanto o más acceso a las masas que el APRA. Sin embargo es reconocida la sentencia absolutoria a favor de miembros del partido Aprista expedida por la corte marcial que respaldó el fallo del juez Carlín  librándolos de culpa.
Algunos historiadores creen que el complot fue organizado por el departamento de Estado norteamericano, pues Sánchez Cerro había tomado la firme decisión de apoyar la recuperación de Leticia, incluyendo la voluntad de ir a la guerra, pues para él, la entrega de Leticia a Colombia había sido objeto de una transacción económica y no  consecuencia de un ideal americanista como sostuvo el canciller colombiano Lozano Torrijos. Se entiende que Leguía, en cuyo segundo gobierno los capitales norteamericanos controlaron la economía del país, actuó entonces como agente subalterno de EEUU entregando a Colombia territorio amazónico como compensación territorial por la perdida colombiana de Panamá a favor de los norteamericanos.
Todo hace suponer que el general Benavides y el propio premier Matías Manzanilla respaldaron el complot estadounidense. Esto se desprende de la actitud mostrada por Benavides elegido precipitada e inconstitucionalmente presidente del Perú por el Congreso tras el asesinato de Sánchez Cerro, primero; al disolverse las tropas organizadas que desfilaron en el hipódromo de Santa Beatriz y dar la contraorden para que regresaran al Callao las flotas de la marina que al mando del Comandante Héctor Mercado, se encontraban en Belem Do Pará (Brasil) por entonces único paso para llegar a Iquitos y segundo; la apresurada devolución de Leticia a Colombia el 25 de mayo de 1933, a veinticinco días del asesinato de Sánchez Cerro.
El origen popular de Sánchez Cerro, natural de Piura, generó muchas simpatías en el pueblo peruano. En la imagen, el cortejo fúnebre con los restos de Sánchez Cerro pasando por la Iglesia de Santa Clara en Barrios Altos (Lima).

Tumba del presidente Luis Miguel Sánchez Cerro en el cementerio "Presbitero Maestro".La escultura  realizada en bronce por Romano Espinoza Cáceda muestra a la patria con el presidente entre sus brazos.

Dedicado  a Cristina Corrales Zevallos


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domingo, 22 de abril de 2012

EL PENE DE NAPOLEÓN


Aun antes de la muerte de Napoleón Bonaparte Ramolino acontecida en la Isla de Santa Elena, colonia inglesa situada en el Atlántico a 1900 km de África y a 2900 km de Brasil, el 5 de mayo de 1821 y tras su derrota en Waterloo el 18 de junio de 1815, las posesiones personales del Emperador francés fueron expuestas en distintas partes de Inglaterra. Todo o casi todo el mundo sabe que gran parte de los restos de Napoleón reposan bajo la cúpula de "los inválidos en París". Decimos ello porque de seguro hay una parte del cuerpo del Emperador que no ha alcanzado el eterno descanso, nos referimos al pene de Napoleón. La historia ocurrió en la Isla de Santa Elena, lugar al que fue desterrado por los ingleses y donde quemó el último cartucho de su vida. Al fallecer  el mismo sacerdote que le había procurado el sacramento de la extremaunción, el clérigo Vignali ordenó durante la autopsia al Dr. Francesco Antomarchi que cortara el miembro del soberano. 

Acerca de la amputación del pene de Napoleón se desconoce cual fue la razón, algunos sostienen que el clérigo nunca perdonó a Napoleón que lo acusara públicamente de impotente. Otros sostienen que quiso convertir el órgano en un objeto de recuerdo o “souvenir”, entendiendo que en la época en que murió Napoleón los restos físicos de los famosos ejercían una fuerte atracción sobre el público. Se sabe por testimonio del médico Frank Richardson que el pene cortado fue introducido en una caja cubierta de terciopelo y entregada al capellán de Napoleón, Angel Paul Vignali. Además del pene se sabe que había otras partes corporales sustraídas de su cuerpo, como dos trozos intestinales adquiridos tiempo después por el Museo Real del Colegio de Cirujanos de Inglaterra en 1841. Estos trozos fueron destruidos en la Segunda Guerra Mundial durante un ataque aéreo.

Regresando al miembro viril de Napoleón, al parecer fueron tres las personas involucradas en la mutilación: Vignale, el Dr. Antomarchi y el sirviente personal de Napoleón llamado Alí, quien así lo admitió en sus “Memoirs”, publicadas en “la Revue de Mondes” en 1852, quien agrega que el pene fue disecado posteriormente a la castración. Muerto Vignali sus herederos vendieron el pene en 1916 por la suma de 2,000 dólares a un bibliófilo de Filadelfia llamado A. S. W. Rosenbach quien expuso el pene napoleónico en "el museo de arte francés" de New York. En 1976 el urólogo norteamericano y entonces profesor del Columbia University College, John Kingsley Lattimer lo adquirió en una subasta en París por el nada desdeñable precio de 4,000 dólares ( otros dicen $ 40,000), decimos nada desdeñable pues en el año 1972 la Casa Christies lo había ofrecido en una subasta histórica, sin que nadie muestre interés en adquirirlo. Así el órgano de Napoleón pasó a integrar parte de la extensa y excelsa colección de fetiches del norteamericano, entre las que destacaban el cuello de la camisa ensangrentada con la que murió Abraham Lincoln en el teatro Ford, una ampolla de vidrio que contenía la dosis de cianuro  del nazi Hermann Göring, tomada por el comandante de la Luftwaffe al suicidarse antes que ir a la horca y varias pinturas con la firma de Adolf Hitler.

Según los datos de Lattimer “el tamaño del pene era de 4,1 cms y en erección alcanzaría un máximo de 6,6 cms”.Se sabe que el emperador francés padeció de un desorden endocrino, el cual limitó el crecimiento normal de sus genitales. Se casó dos veces y tuvo un hijo (algunos dicen dos),y a pesar de tener un miembro viril muy pequeño, era un amante incansable y alla por donde iba conquistaba a una mujer casada o  comprometida. Estos datos pueden ser un consuelo para aquellas personas que piensan que el éxito amatorio reside en la longitud del miembro. Al morir el urólogo norteamericano el 13 de mayo del 2007, en Englewood, New Jersey a los 92 años, el órgano pasó a manos de su hija Evan Lattimer, quien conserva el pene de Napoleon, en una caja de piel, con una “N” coronada grabada y quien a llegado a rechazar ofertas de hasta 100,000 dólares por el mismo. Quienes han visto el pene de Napoleón afirman que menos un aparato reproductor masculino parece de todo: un zapatito viejo, una anguila retorcida, la naricita de un bebe, etc.
Es posible que nunca sepamos con certeza si el objeto atesorado por la familia Lattimer estuvo alguna vez unido al cuerpo de Napoleón o no. Algunos historiadores ponen en duda que el médico hubiera podido escamotear el órgano con tanta gente entrando y saliendo de la estancia donde el emperador falleció, otros sugieren que tal vez que el sacerdote Vignali hubiese ordenado cortar una muestra parcial. Lo cierto es que muerto Napoleón su órgano sexual sigue dando mucho que hablar.

sábado, 7 de abril de 2012

FELIPE "EL HERMOSO", EL REY QUE MURIÓ POR TOMAR UN VASO CON AGUA


Felipe “el Hermoso”, hijo del emperador Maximiliano I de Habsburgo y María de Borgoña, nació el 22 de julio de 1478, en la floreciente ciudad de Brujas o Bruges en el condado de Flandes (hoy Bélgica).En vida ostentó los títulos más elevados de la Europa de su tiempo: Archiduque de Austria y heredero del Sacro Imperio Romano Gérmanico, conde soberano de Borgoña y Flandes, rey de Castilla y León, introductor en España de la dinastía de los Habsburgo que continuaría su hijo Carlos I. El 20 de octubre de 1496 se casó con Juana I, la hija de los Reyes Católicos, en el marco de la Liga Santa que unió a la monarquía castellano-aragonesa con el Imperio, además de Inglaterra, Nápoles, la república de Génova y el ducado de Milán, contra las pretensiones hegemónicas de Francia en Italia.
Retrato de Felipe "el Hermoso", conocido tambien como Felipe I de Castilla.

La muerte de los herederos directos al trono de Castilla, los Infantes: Juan (1497), Isabel (1498) y el hijo de esta última llamado Miguel de la Paz (1500), hizo que las Cortes reconocieran como sucesores al trono castellano a don Felipe y doña Juana en 1502. Al morir la reina Isabel de Castilla en 1506, el rey Fernando de Aragón proclamó a Felipe y Juana, entonces duques de Borgoña, como reyes de Castilla, manteniéndose en ausencia de los mismos como rey Regente. El apelativo de “Hermoso” se lo dio el rey Luis XII de Francia, pues en un viaje que Felipe y Juana realizaban en dirección a Castilla, se detuvieron en Blois, allí los recibió el rey, que al verlo exclamó: ”he aquí un hermoso príncipe”. Ya por entonces Juana había enloquecido, según algunos, tanto por las infidelidades de su marido como por la actitud extravagante de la Infanta española que generó en ella celos enfermizos, la propia Juana decía al respecto: “Si en algo usé de pasión y deje de tener el estado que convenía a mi dignidad, notorio es que no fuese otra cosa sino el celo; y no sólo se halla en mí esta pasión, más la Reina (Isabel de Castilla)…fue asimismo celosa, más el tiempo saneó a su Alteza como placeré a Dios que hará a mi…”.Lamentablemente el tiempo no curó a doña Juana, su locura era hereditaria, traída a la dinastía española por su abuela, la portuguesa Isabel de Avis.
Con relación a Felipe, diremos que “el Hermoso” murió en Burgos el 25 de setiembre de 1506. Han pasado cinco siglos de su muerte, y aún se sigue hablando de cual  pudo ser la verdadera causa de su fallecimiento. Una de las hipótesis mas extendidas habla que tras jugar intensamente a la pelota, bebió un vaso de agua con hielo, a las pocas horas se enfermó de la garganta, pero se le complicó debido a la falta de atención originándose un cuadro de neumonía tras lo cual falleció. Por ello se solía decir que Felipe”el Hermoso” fue el rey que murió por haber tomado un vaso con agua. Otras versiones de la época hablan de que Fernando de Aragón, su suegro, lo había envenenado, y que el líquido que tomó tenía algún tipo de veneno que fue lo que realmente lo mató, pero tal hipótesis procedía más bien del pueblo, que no tuvo contacto ni relación con Felipe y no fueron en absoluto testigos de su enfermedad y su muerte. Gracias a las fuentes de la época sabemos que Felipe tenía los siguientes síntomas: fiebre alta, dolor en el costado, una gran cantidad de manchas entre negras y coloradas por todo el cuerpo e infección en la lengua y el paladar, síntomas evidentes de “las pestes”. Recientemente los investigadores apuntan a que murió de “pestes”, pues se sabe que desde 1502 comenzaron a haber en Castilla, Valladolid y Torquemada, lugares por donde Felipe y Juana se asentaron temporalmente, muchas hambres y muchas enfermedades de modorra pestilencial, extendiéndose estos males hasta 1508. Los especialistas concuerdan que Felipe “el Hermoso” llevaba en los últimos años de su existencia, una vida llena de “excesos” lo que pudo debilitarlo y hacerlo más indefenso ante las epidemias. Muerto Felipe, su esposa Juana cuidó y conservó el cuerpo por muchísimo tiempo (sin enterrar) y hacía que lo abrieran sus sirvientas para asegurarse que seguía ahí y que ninguna de las amantes o los nobles flamencos del séquito de su marido lo robaran. Los historiadores españoles señalan este hecho como: el viaje más demencial de la historia de España, el de Juana “la Loca” con el cuerpo embalsamado de su esposo. No fue hasta el año 1525 en que su hijo el rey español Carlos I decidió el  viaje último, por no decir el enterramiento  definitivo del cadáver de su padre Felipe, en la Capilla Real Granadina donde descansa hasta hoy.
Recreación del entierro de Felipe "el Hermoso",con la imagen de Juana "la Loca" en primer plano. Pintura realizada por Francisco Pradilla y Ortiz en 1877.

domingo, 25 de marzo de 2012

CAUSAS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU II


A pesar que la rebelión de Túpac Amaru II causó una gran conmoción social en los Andes y en gran parte de Sudamérica, no es tarea sencilla definir las causas que originaron la rebelión, pues el discurso del grupo dirigente fue muy diverso y sus reivindicaciones contradictorias, debido que al aglutinar diversos sectores sociales como criollos y mestizos, terratenientes, hacendados y comerciantes con indígenas tributarios y mitayos, terminó olvidándose,  por su propio status social, de pedidos básicos y evidentes a favor de los indígenas como lo fue el tributo, la tenencia de la tierra y las formas de prestación laboral. Esto demuestra que la rebelión de Túpac Amaru II no buscaba satisfacer de manera directa las demandas del indígena común (runas) sino de los grupos provincianos elitistas al cual pertenecía el curaca José Gabriel Condorcanqui.
Los curacas (o caciques) en general, y en particular los del Cusco, fueron un sector privilegiado de la sociedad andina colonial. Se convirtieron durante el siglo XVI, XVII y la primera mitad del siglo XVIII, en eslabones de la cadena de explotación y dominación española. Como tales, recibieron de la política colonial privilegios económicos como: propiedades, exoneración de tributos, conservación de runas a su servicio; sociales (reconocimiento de status de nobleza); políticos (otorgamientos de poder a nivel local) y culturales (educación en escuelas especiales y acceso a ciertos niveles del clero). Estos curacas indios, ricos e ilustrados como fue el caso de José Gabriel Condorcanqui, quien había estudiado en el colegio jesuita San Francisco de Borja del Cusco, hablaba castellano, quechua y latín, andaba a caballo, se vestía como español, era propietario de cocales en Carabaya, chacras en Tinta, vetas de minas y sobre todo dueño de 350 mulas con las cuales se dedicaba al comercio y al transporte de mercaderías del Cusco a Potosí, por el cual se le conocía peyorativamente como “el curaca arriero”, eran curacas que además contaban con el reconocimiento político de las masas indígenas que les obedecían ciegamente.
Dibujo de un curaca realizado por el cronista indio Guaman Poma de Ayala. Obsérvese que el curaca  tiene la indumentaria típica de un español.

El historiador John Murra expone como causal de la rebelión un sentimiento de identidad ligado al pasado incaico, que aparece y se desarrolla en el siglo XVIII y que él denominó, “el nacionalismo Inca”. Es decir los curacas empezaron en el siglo XVIII a vestirse como en los tiempos del Incario y a revalorar el runasimi, las huacas “vuelven a cantar” desde las páginas de “los Comentarios Reales” del Inca Garcilaso de la Vega y donde la figura de José Gabriel Condorcanqui concentró la imagen mesiánica del Inca, de ahí su autodenominación de Túpac Amaru II, pues los Incas no tenían la costumbre de repetir los nombres de antiguos gobernantes.
Entendemos que la causal expuesta por Murra fue una causal importante pero complementaria a las causales originadas por “las reformas borbónicas” del siglo XVIII. En su investigación sobre las rebeliones indígenas del siglo XVIII, Scarlet O’phelan sostiene que la coyuntura más importante de todas aquellas medidas que generaron olas de descontento  en todos los niveles de la sociedad colonial están aquellas llevadas a cabo desde 1777 por el Visitador José Antonio de Areche y que marcaron un punto decisivo en la política fiscal pues incrementaron la presión sobre la producción y el comercio, afectando a los sectores más dinámicos ( entre los que se encontraban José Gabriel Condorcanqui y sus aliados criollos y mestizos) y cuyo resentimiento contra la Corona tuvo su punto más alto en la rebelión que precisamente él lideró.
En el desarrollo de la rebelión se nota que el programa reivindicatorio estaba destinado a las élites provinciales a la cual pertenecía Túpac Amaru II y era bastante completo teniendo en cuenta que la mayoría de eso pedidos le favorecían como los relacionados a la eliminación de alcabala, aduanas, obrajes , impuestos, mejoras en la administración de justicia, equidad en los nombramientos para cargos públicos, supresión de la mita de Potosí que a raíz de la creación del virreinato de Río de la Plata en 1776 había dejado de pertenecer al virreinato del Perú y fundamentalmente el abuso de los corregidores en el cobro del tributo y los repartos mercantiles.
José Gabriel Condorcanqui se dedicaba al transporte de mercancías a través del sistema del arrieraje, por ello los españoles lo denominaron despectivamente como "el curaca arriero".


sábado, 24 de marzo de 2012

EL HOMBRE DE NANCHOC, "EL PRIMER HORTICULTOR DEL PERÚ Y AMÉRICA"


Entre los años de 1968 y 1969 el arqueólogo estadounidense Thomas Lynch encontró en la cueva de “el Guitarrero”, ubicada a la orilla izquierda del río Santa, en el distrito de Shupluy, provincia de Yungay (en Ancash), cuatro niveles de ocupación humana; dos ocupaciones precerámicas (Guitarrero I y II) y dos con cerámica (Guitarrero III y IV). En el estrato Guitarrero II, Thomas Lynch halló frijoles cultivados (Phaseolus vulgaris) y cuya antigüedad se fechó en 8500 años a.C. aproximadamente. Inmediatamente en los círculos académicos se empezó a reconocer al hombre de Guitarrero II o río Santa como el primer agricultor incipiente u horticultor del Perú y América. Sin embargo en 1999, Thomas Lynch corrigió la antigüedad del hombre de Guitarrero II, reconociendo que había cometido un gran error en el proceso de datación inicial. El error se debía a que los frijoles habían sido encontrados en un estrato (llamado por Lynch, Guitarrero II) y asociado con fogones y artefactos de fibras textiles que al ser datados arrojaron una antigüedad de 8500 años a. C. Es decir las muestras de frijol no habían sido datadas directamente sino que su antigüedad se determinó por asociación con los fogones y artefactos. Con el desarrollo de nuevas técnicas de datación como el AMS (Acelerador de Espectrometría de Masas) que permite fechar muestras más pequeñas, se pudieron fechar los frijoles, obteniéndose decepcionantes fechas entre 3030 y 2890 a. C. (Lynch y Kaplan, 1999). El error en la datación inicial se debió a la poca precaución de Lynch, debido a que como sostiene el arqueólogo Joaquín Narváez Luna, “los contextos arqueológicos presentan muchas veces mezclas de restos provenientes de distintas épocas”. Lo cierto es que Lynch y Kaplan tuvieron la honestidad de corregir su error y difundir los nuevos resultados que parecen no haber llegado al común de los peruanos, quienes siguen creyendo que el hombre de río Santa o Guitarrero II es “el primer horticultor andino”.
Fotografía del arqueólogo Tom Dillehay que en el año 2007 diera a conocer al mundo académico al hombre de Nanchoc, reconocido en la actualidad como "el primer horticultor del Perú y América".


En el año 2007, y tras una serie de estudios y recolección de datos iniciados en 1977 en el norte de nuestro país, el arqueólogo y antropólogo norteamericano Tom Dillehay, profesor de antropología de la Universidad de Vanderbilt dio a conocer a la comunidad científica el descubrimiento del hombre de Nanchoc, que colocaba nuevamente a los Andes peruanos como uno de los centros originarios  de la agricultura en el Mundo, al lado de América Central (Mesoamérica), el Oriente Medio ( en el arco que forman Siria, Turquía, Israel e Irak), algunas zonas de África, sur de la India, Nueva Guinea y China.
En Nanchoc, ubicado en el valle del Alto Zaña, a unos 500 msnm, en la provincia de San Miguel, departamento de Cajamarca, Tom Dillehay encontró los restos de una calabaza pequeña (denominada “moschata” o “zapallo loche”) con una antigüedad de 7290 años a.C., también evidencias de maní de 5890  a.C., quinoa de 6050 a.C., y fibras de algodón que datan de hace 3500 a. C. (casi al mismo tiempo que los egipcios empezaron a utilizarlo). El renombrado arqueólogo alemán Peter Kaulicke  respaldó el hallazgo, confirmando la datación, pues como él afirma:”no se trata de una sola planta, sino de varias y en diferentes sitios con una buena cantidad de fechados que son consistentes”. El hallazgo en la zona  de 39 dientes humanos pertenecientes a seis u ocho individuos de hace 7050 a. C. le permitió a la doctora Dolores Piperno, científica del Smithsonian Tropical Research y parte del equipo multidisciplinario de Dillehay, confirmar que los hombres de Nanchoc no sólo eran sofisticados agricultores, sino que sabían alimentarse muy bien, pues la mayoría de los dientes tenían incrustados placas con restos de almidón, lo cual reveló que estos pobladores ya cultivaban zapallos (calabazas), frijoles, maní y la fruta del árbol de pacae. Además los hombres de Nanchoc, al parecer eran buenos cocineros porque las muestras revelan que muchos de los cultivos habían sido cocinados antes de consumirse.
Cáscaras de maní ,restos de algodón y semillas de calabaza, halladas por Tom Dillehay en Nanchoc (Cajamarca).Foto cortesía de Tom Dillehay.


Los datos aportados por los botánicos, otros hallazgos arqueológicos y un repaso actual de la flora (plantas) en la zona, sugieren que los linajes específicos de los restos de planta descubiertos no crecieron de manera natural en el área inmediata, al respecto Dillehay dice: ”las plantas que se encuentran en el norte del Perú no suelen crecer en la naturaleza en esa zona” Por ello el grupo de investigadores al mando de Dillehay supone que dichas plantas fueron domesticadas primero en otros lugares y luego llevadas a Nanchoc por comerciantes u horticultores móviles. En el sitio arqueológico el equipo de Dillehay halló también restos de otras plantas domesticadas como granos de un tipo de yuca, y otros frutos no identificados, junto con primitivos fogones de asentamientos precerámicos, parcelas de jardín, canales de irrigación, estructuras de almacenamiento y herramientas arcaicas parecidas a los azadones. Es evidente que los hallazgos en Nanchoc indican que la agricultura desempeño en la evolución cultural un papel crucial, más extenso de lo que se creía, pues el uso de estas plantas domesticadas por la gente de Nanchoc sirvió según Dillehay “como catalizador para los cambios culturales y sociales que condujeron a la intensificación de la agricultura, el poder político institucionalizado y nuevas poblaciones en la sierra andina y a lo largo de la costa entre 4000 y 5500 años atrás”.
Las flechas rojas señalan el lugar por donde pasaban los canales de irrigación encontrados por Dillehay en Nanchoc.